miércoles, 21 de julio de 2010

Arboleda

Recostada sobre el asiento
con la mirada perdida
por sobre la luneta
veo pasar las nubes
de una tarde no memorable
El movimiento me arrulla
me consuela
y me adormece
pero lo que me aclama
se encuentra por fuera
en una secuencia
sin principio ni fin
veo pasar las copas de los árboles
veo las ramas y sus hojas
entremezcladas en un abrazo fraterno
veo la luz que las penetra
las une y las separa
y con el pasar de una imagen a otra
me voy abstrayendo de la realidad
son mi consuelo
ese paisaje me tranquiliza
me transporta
al mundo de ensueño
donde prefiero estar.

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